MCMCVIII/D – Granada - 1998

TEMA: ANOREXIA Y BULIMIA

El análisis de nuestra realidad para conocer el problema de nuestros mayores (discurso del Presidente MCMCVIII/E) nos ha llevado a la constatación de que nuestro modo de vida está comprometiendo a otro sector más de nuestra población: la juventud.

Efectivamente una observación somera de la situación actual no muestra que los jóvenes de los países desarrollados son hoy en día un grupo de riesgo en las enfermedades de transmisión sexual, las drogodependencias y enfermedades relacionadas con la salud mental como ciertas patologías alimentarias: la anorexia y la bulimia, por ejemplo.

Así, mientras la infancia y la juventud de los países en desarrollo sufren los estragos de la malnutrición y de la violencia estructural, una parte de la infancia y la juventud de los países desarrollados que aumenta alarmantemente se inmola en aras de un ideal de belleza cuyo árbitro es la pesa. Este problema, que nunca hasta ahora ha alcanzado tales dimensiones, se le presenta a los expertos como un problema psicológico, pero también, como un problema social.

Ciertamente, psicólogos y psiquiatras sostienen que existe un perfil psicológico que puede predisponer a cierto sector de la población a enfermar de anorexia o de bulimia, pero también que el ambiente en el que se vive condiciona fuertemente esta predisposición. De este modo, el miedo a envejecer, el mito de la delgadez, la importancia del físico y en definitiva un ideal de belleza que anula la mente y el espíritu rindiendo culto al cuerpo en gimnasios, centros de belleza o de nutrición y quirófanos, así como en la intimidad del hogar y en los espacios públicos: centros educativos, medios de comunicación, etc. se convierte en una trampa - a veces mortal - para una buena parte de nuestros jóvenes.

Así las cosas, la solución al problema no puede darse lógicamente desde una única dimensión, antes bien, parece necesario un enfoque integrado, interdisciplinar, en el que lo terapéutico y lo educativo se fundan.

Admitiendo la hipótesis (confirmada por los expertos) de que una disposición personal puede verse agravada por un clima social desfavorable, urge un tratamiento individual que se sostenga en procesos de concienciación y sensibilización social. En este sentido, se hace imprescindible estudiar una forma de dar a conocer los factores que pueden desencadenar estas enfermedades no solo a los enfermos reales o potenciales, sino a la sociedad en su conjunto pues mientras padres, profesores, medios de comunicación, etc. no sean conscientes del perjuicio que puede ocasionar la veneración de imágenes estereotipadas intrascendentes e insostenibles no habrá comenzado la lucha contra la anorexia y la bulimia.

En este sentido, propongo a la Dirección General de la Cancillería que analice el modo de incorporar esta temática a la Formación para el Desarrollo (Discurso del Presidente MCMXCVI/A) pues estamos convencidos de que hace falta otra forma de concebir la salud y la belleza más afín a un modo menos materialista de pensar y de vivir y la insto a crear una Comisión que estudie un proyecto de concienciación contra la anorexia y la bulimia en el que se combinen las dos dimensiones mencionadas: la terapéutica y la educativa.