¿CÓMO LO LOGRAMOS?

Siendo autosuficientes e independientes

La O.M. La Cruz de Malta se plantea su labor desde la más estricta independencia orgánica. Esto quiere decir que su autonomía intelectual, política y financiera es absoluta.

Para evitar la dependencia de otras instituciones hemos creado una estructura que nos permite tener en todo momento recursos propios para la realización de nuestro trabajo. Estos recursos los obtenemos a través de empresas creadas por la Organización, denominadas empresas asociadas, cuyos beneficios reutiliza con fines sociales. Naturalmente, la Organización supervisa que sus empresas asociadas obtengan sus legítimos beneficios respetando a las personas y al medio. Por otro lado, las empresas independientes que eventualmente trabajan con la Organización pueden convertirse en empresas colaboradoras, donándole parte de sus beneficios casi siempre en forma de servicios.

Esto garantiza la continuidad de las tareas emprendidas así como su idoneidad pues nuestro principal objetivo es el desarrollo, no estando limitadas nuestras acciones por otros intereses.

No obstante, la dimensión de algunos de los problemas a los que nos enfrentamos exige una gran disponibilidad de recursos, esto exige la solicitud de fondos internacionales destinados al desarrollo, convenios con entidades financieras, acuerdos con organismos internacionales y con los gobiernos correspondientes tanto locales, como nacionales etc.

 Planificando para el desarrollo

 La O.M. La Cruz de Malta entiende que la única forma de salvar el abismo existente en la actualidad entre la teoría y la práctica, garantizando la eficacia de su labor, es planificando el proceso de desarrollo. Esto quiere decir que sus actuaciones no son arbitrarias sino que van dirigidas a conseguir unos objetivos predeterminados Por lo tanto, la toma de decisiones va dirigida en todo momento a coordinar los comportamientos de los diferentes elementos que intervienen en el proceso .

 Como cualquier proceso de planificación, también la planificación para el desarrollo debe cumplir unos requisitos que permitan controlar su evolución y responder de su utilidad; además debe ser fragmentada en unidades lógicas en función de la magnitud y características del problema al que se enfrenta.

 La planificación para el desarrollo desde la perspectiva de la O.M. La Cruz de Malta puede definirse como la propuesta de objetivos y acciones para la resolución de situaciones vinculadas al subdesarrollo o a formas erróneas de entender el desarrollo.

 Ahora bien esta propuesta para ser idónea contempla una serie de fases imprescindibles que, en definitiva, constituyen un PLAN:

 FASE A: Conocimiento exhaustivo del problema

FASE B: Diagnóstico

FASE C: Análisis prospectivo. Priorización de objetivos

FASE D: Identificación de estrategias

FASE E: Definición de acciones

Programando para el desarrollo

Una vez definidas las metas de la planificación y el modo en que pueden alcanzarse se inicia la programación de dichas tareas y la búsqueda de recursos de todo tipo que sustenten la puesta en práctica del plan, es decir se crea un PROGRAMA.

Lógicamente, la amplitud de los Planes exige que los Programas contemplen aspectos globales que pueden ser de utilidad para la totalidad del Plan (acuerdos internacionales, por ejemplo) y también aspectos concretos exclusivos de algunos sectores a los que estos van dirigidos (acuerdos con gobiernos nacionales)

Proyectando para el desarrollo

Identificadas las metas y los medios el siguiente paso es el diseño y ejecución de PROYECTOS.

Estos tienen un carácter eminentemente local, siendo las unidades prácticas más simples de un Plan. La puesta en marcha de proyectos, así como su número nos habla del nivel de cumplimiento del Plan. Aunque pretenden ser una respuesta exacta a cómo el problema diagnosticado se manifiesta en lugares y momentos concretos, no son en ningún momento intervenciones aisladas, sino una forma de hacer realidad el desarrollo desde allí donde el subdesarrollo se manifiesta.

Considerando la importancia de comprender en profundidad la idiosincrasia de cada lugar para agilizar su labor, la O.M. La Cruz de Malta recurre siempre que es posible a agentes locales (miembros o no de la Organización) para la ejecución de sus proyectos.