Durante el proceso de preparación del II Congreso Internacional de Estudios para el Desarrollo titulado La Vivienda y Sus Infraestructuras: Implicaciones para el Desarrollo la Cancillería de la O.M. La Cruz de Malta reflexionó largamente sobre las paradojas del crecimiento urbano y su sobredimensionamiento.

Efectivamente, analizando nuestra realidad circundante se concluyó que, como consecuencia de un modo erróneo de entender el sentido y finalidad del desarrollo, el diseño y planificación de nuestras ciudades refleja un aumento incesante de tamaños y gastos del todo injustificado que genera un despilfarro sin precedentes, y una sobredotación de infraestructura y espacios que incide fuertemente en el deterioro de nuestro medio.

Ciertamente, nuestra civilización parece estar abocada a una sobrevaloración constante de las necesidades de sus miembros que justifica y legitima un consumismo en el que inmolamos lo que de otro modo y desde otra conciencia contribuiría a un mundo más justo.

Este asunto, de por sí trascendente, se agrava cuando a través del proceso de colonización cultural en el que nos hallamos inmersos transmitimos a los países en desarrollo este modo de ser y proceder asociándolo a un concepto de bienestar e incluso de dignidad inconsistentes. Esto no hace sino cerrar el círculo de la marginación a la que se somete diariamente gran parte de su población que no pudiendo acceder a nuestros estereotipos no construye las bases de su propio desarrollo.