10º No pierdas nunca la paciencia:
Difícil
pero no imposible. Por más que parezcan estar desafiándote con sus
gestos, sus palabras o sus negativas, nuestro objetivo prioritario ha de
ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que
podemos hacerles es muy grande. Al
igual que sucede con los adultos, los niños están muy interesados en
conocer su nivel de competencia personal, y una descalificación que
provenga de los mayores echa por tierra su autoconfianza. Contar
hasta diez, salir de la habitación..., cualquier técnica es válida
antes de reaccionar con agresividad ante una de sus trastadas. En
caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora,
debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también
es positivo para ellos.
(extraído
de www.aciprensa.com) |