Muchos
niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno. A
menudo son los propios padres quienes, como respuesta a las carencias
que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la abundancia. Lo ideal sería
que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que sean capaces de jugar
y mantener cierto interés. |